jueves, 22 de noviembre de 2012

II CONCURSO DE MICRORRELATOS EN MATERIA DE VIOLENCIA DE GÉNERO.

Dos alumnas y dos alumnos de 1º de ESO han participado en este concurso, que organizado por la Concejalía de Bienestar Social y Juventudd del Excmo. Ayuntamiento de nuestra localidad ha tenido lugar en fechas recientes.
Ayer Día festivo en nuestro colegio, por ser La Presentación de María, estos alumnos/as, junto a los/las participantes de 2º de ESO y acompañados por un profesor del colegio, Luis Triviño, acudieron a la Biblioteca Municipal, donde tenía lugar la entrega de diplomas a los/las participantes y premios a los ganadores.
Felicitamos a JOSÉ CALDERÓN VALDIVIA, que en la categoría de Educación Secundaria ha conseguido el Primer Premio.    Junto al diploma acreditativo le fueron entregados unos regalos.


Así mismo, desde aquí, felicitamos a la ganadora de la Categoría de Bachillerato, y como no, a todos los alumnos y alumnas de 1º y de 2º de ESO de nuestro colegio participantes junto al resto de los que hicieron su microrrelato y finalmente decidieron no presentarlo.



MICRORRELATO GANADOR:



María tenía una herida

María tenía una herida pequeña en el cuello. No era llamativa y apenas se le veía si se la tapaba con el pelo y se subía la camisa.
Estaba triste, casi no jugaba y se asustaba con cualquier golpe. Sus notas bajaban y nadie sabía porqué.
Un día, en el colegio, su maestra le vio la marca y le preguntó: “¿Qué tienes ahí?”. María se asustó y le dijo que se había quemado sin querer. La señorita no quiso insistir, pero pasado un tiempo, le volvió a preguntar. María se subió el cuello y se colocó el pelo, y sus ojos tristes buscaron los de su maestra: “Me he vuelto a quemar”, dijo. No era capaz de explicarle que su padre, cada vez que llegaba a casa entraba gritando, diciendo cosas horribles y empujando a su madre.
Cuando ella veía ese comportamiento lloraba y lloraba, hasta que un día quiso impedir que golpeara a su madre. Y entonces su padre la agarró del cuello y le hizo esa marca que ella trataba de ocultar.
Después ocurrió otras veces, pero ya no le importaba, porque sabía que así conseguía que no pegara a su madre. Pero su señorita era muy lista, y, acercándose a su cara, le dio un beso y le dijo:             “Si alguien que te quiere te hace esto, no está bien y necesita ayuda, pero también la necesita  quien está asustada y no quiere hablar. Si quieres contarme algo alguna vez, yo te ayudaré”.
María tardó en hablar porque le daba vergüenza, pero cuando lo hizo se sintió liberada. Su maestra y la directora de su colegio la acompañaron a  su casa para hablar con su madre. La apoyaron y la animaron a denunciar. Fueron juntas al médico y a los Servicios Sociales donde explicaron la situación. Personal de esta institución fueron a hablar con su padre, también lo hicieron policías y el juez.
Su padre ya sabe que esto no está bien, que no puede pegar, ni insultar. Y que si vuelve a hacerlo, lo castigarán por maltratador.
Ahora, cada cierto tiempo, van a su casa unos señores a comprobar que todo va bien y a hablar con sus padres.
María ha vuelto a jugar, y aunque algunas veces todavía se asusta con un ruido fuerte, luego sonríe sin parar. Ya no intenta subirse el cuello de la camisa porque no tiene ninguna señal que ocultar y sus notas han vuelto a ser mejores.

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